El amor...
"El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta" 1 Corintios 13:4-7
Con esta perfecta descripción del amor damos inicio al mes del amor y la amistad, un mes donde se profesa el amor a todo color, rosas rojas, bombones, chocolates, dulces con formas de corazón son algunos de los detalles de este gran día, el día de San Valentín, donde los amantes y amigos profesan su amor, compromiso y entrega, pero alejémonos un poco de este tipo de amor, hablemos del amor propio:
¿Qué es el amor propio?
El amor propio es elegirse a uno mismo, es la creencia firme de que somos seres completos, que la felicidad radica en nosotros de una forma íntegra y que puede ser compartida con los demás en su justa medida.
El amor propio es disfrutarse a plenitud, es aceptarse tal cual somos, reconocer que no somos perfectos, que somos perfectamente imperfectos, como barro en manos del alfarero.
El amor propio se refleja en el cuidado de nuestra salud, de nuestra piel, de nuestros pensamientos para con nosotros, es tratarnos con amor aún en las adversidades.
El amor propio es una entrega total a trabajar continuamente en mejorarnos a nosotros mismos en lo espiritual, emocional y físico, sin olvidar que a los ojos de Dios somos criaturas perfectas creadas a su imagen y semejanza.
El amor propio ha de cultivarse cada día, ha de ser una flor en primavera y en todas las estaciones, esto quiere decir que cada día debemos trabajar para mejorar la estima hacia nosotros mismos.
El amor propio se cultiva con esmero, se elije ante cualquier situación o persona que atente contra el.
El amor propio ha de reflejarse en ti como estrellas en el cielo.
Dra. Carmen Taveras
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